martes, 27 de junio de 2017

DOS GRANDES BLOQUES: MODERADOS vs. RADICALES

Una noticia muy edificante, al menos para quienes defendemos la estabilidad política y económica y la preservación del sistema constitucional. El mismo día que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias mantenían un muy cacareado encuentro con el objetivo principal, común y declarado de, tarde o temprano, "echar a Rajoy" sin pasar por el frustrante trámite de las urnas (no vaya a ser que se muestren otra vez esquivas), el propio presidente del Gobierno y Albert Rivera se reunían en Moncloa para abordar asuntos que son del interés general de España y los españoles, tales como el techo de gasto, una nueva bajada de impuestos o la respuesta al desafío golpista del separatismo catalán. Atinada y oportuna respuesta a quienes buscan la desestabilización y "tomar el cielo por asalto" por parte de los que pretenden construir o, simplemente, centrarse en gobernar por el bien de España.

Más que nunca, y sobre todo tras el resurgir de Pedro Sánchez y su pretensión de "podemizar" al PSOE, adquieren mayor visibilidad en la política española dos grandes bloques: por una parte, el que forman el PP y, a pesar de algunos vaivenes demagógicos, Ciudadanos, plenamente comprometido con el rigor en las cuentas públicas; las libertades de mercado y comercio y una baja fiscalidad como garantías de crecimiento económico y creación de empleo; los valores básicos y fundacionales de la Unión Europea: y, por supuesto, la defensa de la Constitución y la unidad de la nación española.

Por otra, el que acaban de formalizar PSOE y Podemos, los cuales, en su competición particular por atraerse a un electorado de tendencia extremista y antisistema, abogan por disparar el gasto público y sufragarlo con una subida general de los impuestos, con especial incidencia en los sectores más productivos de la sociedad; imponer obstáculos al mercado y al comercio y retornar a un proteccionismo " a lo Trump" tan populista como ruinoso, y por tanto poner en solfa los mismos principios europeístas de apertura de fronteras y mercados (de ahí el sorprendente e irresponsable cambio de postura del PSOE respecto al CETA, decretado por Sánchez y Narbona); y parcelar la soberanía nacional española, esto es, en último término destruirla, introduciendo ese difuso, vidrioso y, sobre todo, inconstitucional concepto de la "plurinacionalidad", con tal de intentar contentar a un independentismo con el que les será imprescindible pactar si quieren alcanzar ese estadio final, ese bien supremo que es expulsar a Rajoy y al PP de allí donde le han puesto los votantes españoles: del Gobierno.

Afortunadamente, un bloque, el moderado, constitucional y europeísta que abarca el espectro político del centro-derecha, suma 169 escaños en el Congreso de los Diputados, frente a los solo 156 de la izquierda radical, filonacionalista y "eurorrevisionista". Eso sí, el peligro de que este último bloque extremista y "plurinacional" termine incorporando a todos aquellos que persiguen la disgregación de España estará latente en lo que resta de legislatura. Porque de lo que se trata es de echar a Rajoy y, de paso, conquistar el poder cuanto antes y sin someterse al examen de unos españoles cuya soberanía además se discute.

martes, 20 de junio de 2017

BOLIVIA, FARO "PLURINACIONAL" DEL SANCHISMO

El concepto (discutido y discutible, según ZP) de nación política, característica del liberalismo político y en la que nuestra emblemática Constitución de Cádiz obtuvo su fundamento, surgió para derribar diferencias y privilegios propios de la época feudal, mantenidos y reforzados durante el Antiguo Régimen, para convertir a los hasta entonces súbditos en ciudadanos libres e iguales ante la ley. Como tales, depositarios de la soberanía de la nación que, unida e indisoluble, reconoce y garantiza derechos y libertades individuales "a los españoles de ambos hemisferios". Por tanto, asumir esa memez conceptual de la "plurinacionalidad" de España y afirmar a la vez que la soberanía reside en el conjunto del pueblo español, a la vez que se trocea la nación que la encarna, o se niega su misma unidad, no es sino una flagrante "contraditio in terminis".

Se trata ni más ni menos que de un completo absurdo que plasma el estado de esquizofrenia al que ha sumido al PSOE Pedro Sánchez, más pendiente de explorar la vía de "todos contra el PP", para lo que no tiene empacho alguno en incluso situarse equidistante entre la defensa de la Constitución y el independentismo, que de intentar llegar a La Moncloa como debería ser preceptivo en democracia: ganando las elecciones. Pero parece ser que el irreductible Sánchez no tiene demasiada fe en su victoria en las urnas.

La guinda la ha puesto el debut mediático de Adriana Lastra como nueva número dos del PSOE, que no ha podido ser más brillante. Aquellos que han querido meter con calzador en la realidad española ese concepto vidrioso de la "plurinacionalidad" con tal de satisfacer a quienes jamás se van a contentar, hasta ahora han acudido a ejemplos harto improcedentes (porque no son comparables a nuestra evolución histórica como nación) como Suiza, Alemania o incluso el Reino Unido. Pero hete aquí que la flamante mano derecha de Pedro Sánchez ha sentado renovada doctrina al respecto: sigamos el camino que como Estado "plurinacional" nos ha mostrado... Bolivia. Sin duda, todo un faro de éxito mundial cuya puesta en práctica tornará por sí sola el independentismo del nacionalismo catalán en un españolismo a ultranza. Un modelo, además, que no ha de despertar sino entusiasmo en Podemos dadas precisamente sus querencias "bolivarianas", por lo que miel sobre hojuelas.

Esta recién inaugurada etapa de "sanchismo" desatado va a ostentar el mérito de dejar a ZP a la altura de un estadista. Si no, al tiempo.

sábado, 17 de junio de 2017

HELMUT KOHL: EL PADRE DE LA NUEVA ALEMANIA

Nos ha dejado a los 87 años una de las grandes figuras políticas de la historia de Europa y Occidente en general: Helmut Kohl, el que fuera canciller de la República Federal de Alemania nada menos que durante 16 años, record hasta ahora no superado. Líder durante un cuarto de siglo de la democristiana CDU (actualmente gobernando Alemania bajo la dirección de Angela Merkel), alcanzó el poder en 1982 gracias precisamente a una moción de censura (presentada, por supuesto, en serio en este caso) contra el socialdemócrata Helmut Schmidt, al que logró derrotar gracias al apoyo de cuatro diputados liberales.

A partir de entonces, consiguió imponerse una y otra vez en las urnas y regir, normalmente en coalición con los liberales del FDP, los destinos de Alemania durante aquellos años convulsos, apasionantes y esperanzadores del final de la guerra fría que condujeron a la caída del Muro de Berlín. Le cupo el honor de vivir como anfitrión el momento histórico del memorable discurso de Ronald Reagan ante la Puerta de Branderburgo: "Sr. Gorbachov, abra esta puerta, ¡derribe este muro!", palabras que él mismo, al igual que el público allí congregado, aplaudió con fruición. Tras el venturoso final del régimen comunista de la tétricamente llamada Alemania Democrática, defendió con firmeza la reunificación alemana, pese a las incomprensiones y reparos de dentro y fuera de las entonces dos Alemanias: cabe recordar que Margaret Thatcher encabezaba una posición dentro de Europa que alertaba incluso del peligro que podía representar una Alemania unida tras las traumáticas experiencias de las dos guerras mundiales.

Pero Kohl, que ostentaba una bien ganada fama de tenaz y obstinado, se salió finalmente con la suya y convirtió a la Alemania reunificada, de la que fue el primer canciller, en la primera potencia de Europa y baluarte de su unidad económica, política y monetaria, de la que además había ejercido hasta entonces de adalid. En aquellas cumbres europeas y actos y reuniones fundacionales sobresalía siempre la inmensa humanidad de un Helmut Kohl que, por cierto, labró una profunda amistad con el presidente del Gobierno español, Felipe González, pese a las diferencias ideológicas que les separaban.

Tras ese largo período en la cancillería alemana, sin precedentes en la historia democrática del país germano, perdería el poder en 1998 de resultas de su única derrota electoral ante el SPD de Gerhard Schroeder, que pasaría a gobernar en coalición con Los Verdes. A partir de entonces ha permanecido fuera de la política, si bien no se ha privado de hacer públicas sus opiniones sobre la actualidad, en las que no ha ahorrado críticas hacia su sucesora, la actual canciller Angela Merkel. Sus últimos años, tras pasar el mal trago de verse involucrado en el escándalo de los donativos irregulares a la CDU, han sido especialmente difíciles e incluso trágicos desde un punto de vista personal. Pero ello no es óbice para que sea recordado, no solo como el padre de la Alemania reunificada e inspirador de la Unión Europea de hoy, sino además como uno de aquellos grandes líderes políticos que emergieron en la década de los 80 (junto a Thatcher, Reagan o Juan Pablo II) y dejaron su sello en su decisiva contribución a la victoria final de la libertad y la democracia y su posterior fortalecimiento. Descanse en paz.

miércoles, 14 de junio de 2017

Y TRAS LA FARSA... A TRABAJAR EN SERIO

Adolfo Suárez no tuvo a bien intervenir en ningún momento de la moción de censura que le presentara en 1980 un PSOE que de esta manera pretendía, además de desgastar más si cabe la muy castigada figura del entonces presidente, visualizarse como alternativa clara de Gobierno. Felipe González se reservó para el último momento de la segunda sesión de la desafortunada moción de un Antonio Hernández Mancha para entonces absolutamente desarbolado. Sin embargo, Mariano Rajoy protagonizó todo un golpe de efecto parlamentario al subir al estrado para responder ya al primer discurso, más bien "ladrillo" estilo Fidel, de quien había registrado la iniciativa-espectáculo en nombre del Mesías, que, obviamente, no podía ser otra que Irene Montero; por supuesto, en calidad de portavoz (aclarémoslo, no nos vayan a tachar de rancios machistas).

Por tanto, Mariano Rajoy, del que todavía muchos hacen mofa y befa a propósito del "plasma", ha sido hasta ahora el único jefe del Ejecutivo que, en una moción de censura, ha saltado a la arena parlamentaria desde el primer momento. Y de qué manera. Su característico estilo fino y cortés pero firme, muy al modo anglosajón, contrastó y se impuso de nuevo al trazo grueso faltón y asambleario de estos Ceacescu a la bolivariana que, además, daban la impresión de pretender derribar por aburrimiento a su denostado sistema parlamentario. La perorata de Iglesias Turrión, aderezada de sus delirantes y marxistoides interpretaciones de la historia de España, logró superar en sopor al mismísimo rollazo perpretado por su insigne pareja. Eso sí: su mención laudatoria al "regeneracionista" Joaquín Costa, que abogaba por que surgiera como salvador de España un "cirujano de mano de hierro", esto es, un dictador que no andara con contemplaciones, fue, pese a que haya pasado mediáticamente desapercibida, muy significativa.

Pero aparte de difamar, insultar y endosarnos infinitas dosis de demagogia, que es lo suyo, ¿qué programa de Gobierno fue capaz de exhibir quien se presentaba a candidato a jefe del Ejecutivo, como corresponde al carácter constructivo de la moción de censura en nuestro sistema parlamentario? Además de generalidades y banalidades propias del populismo de ultraizquierda, nada de nada. Eso sí: ha quedado claro que Podemos cambia de referentes como de camisa: primero, Venezuela, que dejó de presentarse como tal cuando la naturaleza liberticida, dictatorial y ruinosa de su régimen "bolivariano" se tornó escandalosa; después, Grecia, hasta que el amigo Tsipras impuso el "corralito"; y ahora, Portugal, gobernada por una coalición de socialistas y extremas izquierdas, se ha convertido en ejemplo a seguir según el aspirante Iglesias Turrión. Pues bien: para "austericidio", la que está llevando a cabo el Gobierno del país vecino, que de todas formas, y pese a que es cierto que parece remontar el vuelo, se halla muy lejos, por ejemplo, de las cifras de crecimiento y creación de empleo de la España "neoliberal" de Rajoy.

Desde luego, quien mejor podía responder a las insolencias radicales, populistas y demagógicas de Iglesias Turrión era un parlamentario avezado y brillante como Mariano Rajoy... y bien que lo hizo. No contento con dejarle sin comer al responder inmediatamente a su primer e interminable discurso, el repaso dialéctico que le propinó fue de auténtico órdago, insistiendo en el siguiente mensaje fundamental: alguien tan sectario, ultramontano y contrario al sistema como Iglesias Turrión no puede ser el presidente de todos los españoles.

"¿Qué cree que puede gobernar bien quien ni tan siquiera se plantea gobernar para todos? Por eso no puede usted ser presidente del Gobierno". Ciertamente, nadie en el Congreso como Mariano Rajoy ha retratado de mejor forma, y tan implacablemente, el carácter intransigente y extremista de quien pretende presentarse como "presidenciable". Aunque es justo reconocer que Ana Oramas, la diputada de Coalición Canaria, no le andó a la zaga en ese menester de desenmascarar al personaje.

Además, Rajoy también tuvo la habilidad de sacar a colación la indefinición de Iglesias Turrión acerca de un asunto tan básico, y que alguien que aspira a presidir un día el Gobierno de España debería tener meridianamente claro: dónde reside la soberanía nacional y, consiguientemente, la defensa de la unidad de la nación. Las apelaciones del presidente sobre el particular, a los que el "candidato" solo respondió con evasivas y divagaciones, le pusieron definitivamente contra las cuerdas. No deja de ser en ese sentido muy indicativo que los únicos apoyos con los que contó su impostura en forma de moción fueran el de los dos diputados proetarras de Bildu (el diablo los cría y ellos se juntan) y el de la Esquerra Republicana de Catalunya encabezada por los muy ponderados y elegantes Tardá y Rufián. Sin duda, el Mesías consiguió aglutinar a lo mejor de cada casa, y justo a aquellos que más se distinguen por defender España, sus intereses y su unidad. ¿Aunque a alguien le extraña?

Para poner la guinda final, un soberbio Rafael Hernando destapaba el fariseísmo y la hipocresía de unas izquierdas, que, en efecto, ninguna autoridad moral tienen para dar lecciones sobre ética y corrupción. Unos, el PSOE, único partido junto con Unió condenado en firme por financiación ilegal, y dos de cuyos presidentes se hallan procesados por el escándalo de los ERE fraudulentos; otros, Podemos, financiados por tiranías como Irán y Venezuela, con condenados judicialmente en su bancada, e incapaces de reprobar la represión sangrienta del régimen chavista. Así de claro, así de lamentable.

Y puesto que votaban los representantes de la soberanía nacional, y no los participantes mediatizados de una asamblea de la "Facul", el resultado ha sido el previsible: 170 votos (PP+Cs+CC) en contra de la "moción-peñazo" frente a solo 82 a favor (Unidos Podemos+ERC+Bildu) y 97 abstenciones (PSOE+PNV+PdeCat). Se acabó la última farsa de Iglesias Turrión. Pero la peor noticia para la ultraizquierda podemita no es esa, sino que a partir de mañana mismo no les quedará más remedio que ponerse a trabajar en serio. O, dentro de sus limitadas posibilidades de esfuerzo, al menos intentarlo.

lunes, 12 de junio de 2017

QUE LA LIGA DEL BARÇA LA ORGANICE QATAR, GUARDIOLA


Es muy fácil desmontar a un farsante que responde al nombre de Josep Guardiola Sala, que, haciendo uso de dislates y flagrantes mentiras, se ha prestado gustoso a ejercer de insigne propagandista de la estrategia golpista del separatismo catalán. Quien como futbolista no tuvo impedimento alguno en vestir en 47 ocasiones la camiseta de la selección del Estado opresor, con la que metió 5 goles e incluso llegó a ganar en 1992 un oro olímpico en un Camp Nou repleto de banderas represoras. Quien, como futbolista y como entrenador, jamás renunció a disputar una competición que lleva el nombre del Monarca español, esto es, del Jefe del Estado autoritario, e incluso a pasar por el mal trago de recoger el trofeo de sus déspotas manos.
Quien, ni tan siquiera a nivel individual, hiciera el más mínimo amago de rechazar la concesión de la Medalla de Oro de la Real (sí, Real) Orden del Mérito Deportivo, esto es, la máxima distinción del deporte que otorga la aborrecida España. Quien, presumiendo de ser líder moral e intelectual de una Cataluña perseguida, se permite sentar cátedra sobre política y derechos humanos alabando como "país abierto" y "democracia" a Qatar, satrapía medieval que protege y financia al terrorismo yihadista, y en cambio tachando de dictadura autoritaria a una España que le permite insultarla y promover su destrucción con absoluta impunidad.
Desde luego, difícilmente se puede hacer más el ridículo... Bueno, sí: además pedir, como ha llegado a hacer el interfecto, auxilio a la "comunidad internacional", que como es bien sabido se halla en vilo esperando ese histórico día en que el trimilenario "pueblo catalán" proclame por fin su independencia. De todas formas, nada nuevo bajo el sol: qué sería del nacionalismo sin sus inherentes delirios, tan apropiados además para estos tiempos de "posverdad".
Y a todo esto, ¿qué será de su Barça? ¿En qué liga jugará? ¿En una nacional catalana con el Girona, el Lleida o el Mollerussa? ¿O en una "internacional" auspiciada por esa amplia "comunidad" que respaldará la libertad de Cataluña frente a la opresión española? En tal caso, que la organice Qatar, Guardiola.

viernes, 9 de junio de 2017

ELECCIONES BRITÁNICAS: NO HA IDO MAL DEL TODO

Un país referente en Occidente como ejemplo de reactivación económica y estabilidad política, que, consciente de sus grandes posibilidades, miraba al futuro con fundado optimismo. Así era el Reino Unido de la Gran Bretaña hace apenas dos años. Pues bien, tras estar a punto de perder su integridad y unidad nacional, ahora se ve fuera de la Unión Europea, negociando las difíciles condiciones de tal "divorcio" y, encima, viviendo la incertidumbre de un "hung parliament"; esto es, la de una Cámara de los Comunes sin que conservadores o laboristas ostenten la mayoría absoluta, coyuntura rarísima en la historia política británica dado su sistema electoral de circunscripciones uninominales.

Sin duda, un caso digno de estudiar en las facultades de Políticas e Historia como paradigma de una nación absolutamente pujante que, inexplicablemente, es capaz ella misma, y ella sola, de complicarse la vida en un corto período de tiempo y de resultas de precipitadas y erráticas decisiones, no solo de sus dirigentes políticos, sino de un "pueblo", o un electorado, que, proclive a dejarse llevar por los cantos de sirena de un populismo desgraciadamente en boga, parece empeñado en desfilar de camino al precipicio. Porque, por ejemplo, el "Brexit" no es solo consecuencia de una irresponsable temeridad, la del anterior Primer Ministro conservador David Cameron, al convocar un referéndum innecesario y de consecuencias imprevisibles, sino fundamentalmente de un veredicto expresado en las urnas, por muy incomprensible que nos parezca.

Aun así, y dadas unas circunstancias políticamente adversas (sobre todo, el ínfimo nivel político de los candidatos de los dos grandes partidos, el más bajo desde la posguerra), los resultados finales de las elecciones al Parlamento británico no han sido malos del todo para los intereses de la Unión Europea, e incluso es posible que para el propio Reino Unido: así, pese a que los conservadores han perdido la mayoría absoluta (a siete escaños de los requeridos 326), Theresa May gobernará con el apoyo, es de suponer que estable, de los diez parlamentarios de los Unionistas del Ulster, tradicionales aliados del Partido Conservador y que, precisamente, se han caracterizado en campaña por abogar por un "Brexit" suave (cabe recordar que en Irlanda del Norte ganó el «remain», la permanencia en la Unión Europea). Lo que sin duda contribuirá a atemperar a los conservadores partidarios de una salida de la UE con "portazo", entre los que hasta ahora parecía encontrarse la misma May.

Por lo demás, no dejan de ser buenas noticias que un radical demagogo y alejado de la tradición de socialismo fabiano como Jeremy Corbyn, que, en un alarde de "posverdad" propio de la izquierda populista, se ha permitido incluso proclamarse ganador de las elecciones a pesar de caer claramente derrotado tanto en escaños como en votos, se haya quedado sin posibilidades de ser Primer Ministro; que el Partido Conservador, pese a todo, y bajo el liderazgo emergente de Ruth Davidson, haya puesto una pica en la mismísima Escocia y haya contribuido de esta forma al hundimiento del independentismo escocés; y que el eurófobo UKIP, ahora sin el lenguaraz y reconocido mentiroso Nigel Farage, haya sufrido tal descalabro (del 12,5% en 2015 a apenas el 2% de estos comicios) que haya derivado venturosamente en una fuerza política extraparlamentaria.

En realidad, no, no ha ido mal del todo. La verdad es que la muy mejorable categoría política demostrada hasta ahora por quien, pese al fracaso de su empeño personal en adquirir legitimidad con una amplia mayoría absoluta parlamentaria que no ha logrado, va a seguir siendo Primera Ministra del Reino Unido, no augura un futuro precisamente halagüeño. Pero quién sabe si estas elecciones, y esta nueva legislatura que echará a andar, allanan el camino hacia un derrota definitiva de las corrientes separatistas y separadoras que tanto daño hacen al Reino Unido.

viernes, 2 de junio de 2017

NO INTERESA QUE CALE

La realidad de España es la económicamente pujante y la que sigue batiendo récords de empleo, y no esa paralela que nos pintan y transmiten (con cierto éxito, por desgracia) los farisaicos justicieros, savonarolas y jacobinos que se han enseñoreado del panorama político y mediático. Porque a los trituradores de honores ajenos les interesa montar sus implacables campañas de linchamiento personal y generar el mayor ruido posible para que pase prácticamente desapercibido que nuestra economía sigue creciendo a velocidad de crucero y creando empleo a un ritmo sin precedentes; que en un solo mes se han creado 223.192 puestos de trabajo, con lo que regresamos a niveles de 2008; que en el último año se han acumulado casi 700.000 nuevos empleos, la mejor cifra desde 2006, año en el que tuvo lugar una regularización masiva de extranjeros; que ya cotizamos 18.345.414 personas, la cifra más alta desde diciembre de 2008.

Que, en suma, y muy significativamente, España ha sido capaz de recuperar dos de cada tres empleos perdidos durante una crisis agravada y alargada por un socialismo insolvente y manirroto, el del PSOE de Zapatero. En cuyas "recetas" de más intervencionismo, más gasto y más déficit, y por tanto más paro, hallan inspiración las actuales izquierdas, que amenazan con aplicarlas con mayor o menor intensidad si llegan a gobernar. Lo que, desde luego, una sociedad civil como la española, que ha vuelto a dar todo un ejemplo de admirable fortaleza y capacidad de superación, no se merecería en absoluto. Aunque bien es sabido que algunos quieren ganar con artificios y sucios tejemanejes aquello que les niegan los votantes, torciendo la voluntad expresada en las urnas si es menester.

No interesa que se sepa, o que al menos cale social y electoralmente, que España ha remontado la crisis económica y consolidado su recuperación en el marco de las medidas, reformas y liberalizaciones del PP de Rajoy, que como él mismo ha declarado de manera tan gráfica está en lo importante, en la política con mayúsculas. Afortunadamente para los 2,2 millones de españoles que han encontrado un puesto de trabajo desde el peor momento de la crisis, seguramente ajenos a estrategias basadas en embarrar el terreno de juego que, vaticino, acabarán teniendo un recorrido bastante corto.