viernes, 24 de marzo de 2017

LA MOCIÓN DE TOVAR: UN PAN COMO UNAS TORTAS

El PP, la candidatura de Pedro Antonio Sánchez, se quedó a apenas 900 votos y un solo escaño de la mayoría absoluta en las elecciones autonómicas murcianas. Por su parte, Rafael González Tovar cosechó los peores resultados de la historia del socialismo en la Región y unos escuálidos 13 diputados de los 45 con los que cuenta la Asamblea Regional. Pues bien, el todavía líder de los socialistas murcianos, pese a números tan ridículos y vergonzosos, pretende aspirar ahora a presidir el Gobierno regional de Murcia presentando una moción de censura que, de prosperar, contravendría radicalmente la voluntad expresada por los murcianos en las urnas. Aunque, claro, él sabe que su carrera política está tocando a su fin y no se va a ver en otra. Y de ahí también su precipitación, adelantándose tanto a una decisión de la Justicia que, según los indicios, se producirá pronto (y que cabe vaticinar que será favorable para el presidente, como en otras 17 denuncias), como a un hipotético adelanto electoral que no quiere ver ni en pintura, dado que en la presente coyuntura el PSOE sería el principal perjudicado. Pero las prisas son malas consejeras, también en política; al igual que la ambición desmedida, por cierto.
Afortunadamente, el sistema parlamentario español contempla la moción de censura al modo alemán, esto es, de manera constructiva: no basta con derribar a un presidente y con él a un Gobierno, algo relativamente fácil si logras aunar voluntades meramente destructivas, sino que además has de presentar un sustituto, un candidato concreto. Y ahí es mucho más difícil conseguir acuerdos. En el caso concreto de la Región de Murcia, desde luego que Podemos, con tal de echar al PP "como sea", sí ha mostrado su disposición a apoyar al aspirante socialista; pero, claro, Ciudadanos no está ni mucho menos por la labor, fundamentalmente porque es consciente del enorme desgaste político y electoral que le supondría respaldar a un Tovar y un PSOE absolutamente desacreditados entre los votantes murcianos, y máxime si al pacto se suma la ultraizquierda chavista. Razones por las cuales los "naranja" se agarran a un concepto muy "sui generis" de una moción de censura "instrumental", es decir, que solo conduzca a un adelanto de las elecciones, lo que precisamente contradice ese espíritu constructivo y estabilizador del recurso parlamentario en España. Sea como fuere, un objetivo para los que no dispone de los escaños suficientes (solo cuenta con cuatro diputados autonómicos), lo que denota que se trata de una posición que tiene mucho de "postureo".
Por tanto, y sin descartar ninguna sorpresa (que pasaría por que Ciudadanos decidiera echarse definitivamente en brazos de PSOE y Podemos, esto es, suicidarse política y electoralmente), la moción de censura presentada hoy en la Asamblea por Tovar no es más que un brindis al sol, o cuando menos un movimiento a la desesperada de quien sabe que lo tiene todo perdido a estas alturas, y como tal absolutamente abocada al fracaso. Quizá incluso permita que el Parlamento autonómico murciano se convierta en el escenario de lujo de una derrota sin ambages de quienes buscan el poder a cualquier costa, y con estrategias basadas en utilizar las instituciones para perseguir al adversario político; y, como contrapartida, la victoria de un Pedro Antonio Sánchez que, amén de reforzar su liderazgo y su imagen, va a tener la oportunidad de destacar sus indiscutibles logros, entre otros, en crecimiento económico y creación de empleo, materias en los que la Región de Murcia se ha situado en cabeza.
Con lo cual Tovar terminaría haciendo un pan como unas tortas. Una vez más.

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