Por desgracia, el prohibicionismo antitaurino animalista ni tan siquiera se aviene a abogar por una solución más sensata y apegada a la realidad: unos toros sin tortura y sin muerte, posiblemente una evolución del festejo que tarde o temprano acabará imponiéndose. Algunos más bien parecen querer propiciar la extinción de la especie, que sería la última consecuencia de la desaparición de las corridas de toros. Sea como fuere, resulta inútil mantener una discusión mínimamente racional con semejantes fanáticos, que flaco favor hacen a una causa, la antitaurina, que han degradado hasta el extremo de hacerle perder toda la respetabilidad y categoría intelectual que tuviera primigeniamente, cuando los Benavente, Unamuno o Ferrater Mora eran sus representantes conspicuos. Ahora son Pablo Hásel, Vicent Belenguer y demás líderes de la bazofia 'tuitera', que de 'pensadores', obviamente, no tienen absolutamente nada. Más bien les cuadraría la misma definición de... animales.
martes, 12 de julio de 2016
ANIMALES ANIMALISTAS
Cierta corriente
'animalista' afecta al populismo de ultraizquierda, que utiliza una supuesta defensa del animal como coartada
para justificar un odio exacerbado hacia la misma condición humana, ha vuelto a esparcir toda la inmensa basura que es capaz de generar su mísera e inmunda categoría moral. Las
reacciones de algunos tarambanas en redes sociales, que no han tenido
empacho alguno en manifestar su alegría, injuriar e incluso hacer
apología del asesinato ante la muerte en la arena del torero Víctor
Barrio, es decir, de un ser humano, son
una nueva demostración de que pretender atribuir al animal los mismos
derechos y libertades de los que es sujeto originario el individuo, el
hombre como ser racional, acaba despojando a este de los mismos: no ya
de las libertades individuales fundamentales, sino incluso del derecho
básico y primigenio como es la vida. De ahí que determinados
antitaurinos de la rama furibundamente 'animalista', algunos de ellos
tristemente célebres, no duden en dar rienda suelta a sus impulsos
homicidas y criminales, dando a entender que la supervivencia del
ecosistema ha de pasar, no solo por la prohibición de espectáculos y
manifestaciones del arte y la cultura como la fiesta de los toros, sino
por el 'sacrificio' de seres humanos, y quién sabe si por la
desaparición de la misma especie humana.
Por desgracia, el prohibicionismo antitaurino animalista ni tan siquiera se aviene a abogar por una solución más sensata y apegada a la realidad: unos toros sin tortura y sin muerte, posiblemente una evolución del festejo que tarde o temprano acabará imponiéndose. Algunos más bien parecen querer propiciar la extinción de la especie, que sería la última consecuencia de la desaparición de las corridas de toros. Sea como fuere, resulta inútil mantener una discusión mínimamente racional con semejantes fanáticos, que flaco favor hacen a una causa, la antitaurina, que han degradado hasta el extremo de hacerle perder toda la respetabilidad y categoría intelectual que tuviera primigeniamente, cuando los Benavente, Unamuno o Ferrater Mora eran sus representantes conspicuos. Ahora son Pablo Hásel, Vicent Belenguer y demás líderes de la bazofia 'tuitera', que de 'pensadores', obviamente, no tienen absolutamente nada. Más bien les cuadraría la misma definición de... animales.
Por desgracia, el prohibicionismo antitaurino animalista ni tan siquiera se aviene a abogar por una solución más sensata y apegada a la realidad: unos toros sin tortura y sin muerte, posiblemente una evolución del festejo que tarde o temprano acabará imponiéndose. Algunos más bien parecen querer propiciar la extinción de la especie, que sería la última consecuencia de la desaparición de las corridas de toros. Sea como fuere, resulta inútil mantener una discusión mínimamente racional con semejantes fanáticos, que flaco favor hacen a una causa, la antitaurina, que han degradado hasta el extremo de hacerle perder toda la respetabilidad y categoría intelectual que tuviera primigeniamente, cuando los Benavente, Unamuno o Ferrater Mora eran sus representantes conspicuos. Ahora son Pablo Hásel, Vicent Belenguer y demás líderes de la bazofia 'tuitera', que de 'pensadores', obviamente, no tienen absolutamente nada. Más bien les cuadraría la misma definición de... animales.
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