Todo un hito que es mérito de una sociedad española que, en el marco de las reformas económicas y la liberalización del sistema laboral emprendidas por el Gobierno del PP, ha sido capaz de superar una crisis galopante, la más grave y duradera de la historia reciente, y su incidencia en el que se sigue considerando como mal endémico de la economía española: el paro. De tal forma que el principal encargo de los españoles al Ejecutivo salido de las urnas en 2011, que no era otro que propiciar la reducción del desempleo, ha sido afrontado con absoluta solvencia y obtenido un balance francamente positivo. Hasta el punto de que Mariano Rajoy se presenta a las elecciones del 26-J con los mejores guarismos en materia de empleo desde que llegó a La Moncloa.
Así, se han registrado 323.628 parados menos en los últimos doce meses (una reducción del 7,7%), y el desempleo joven ha bajado un 12,4%. Y una vez más, los datos vuelven a desmentir a los que descalifican el empleo creado calificándolo de 'precario': en mayo se han celebrado 145.760 contratos de trabajo de carácter indefinido, lo que representa un incremento de 21.155 (16,98%) sobre el mismo mes del año pasado; y en cuanto a la contratación indefinida a tiempo completo, crece interanualmente un 17,71%, y es la modalidad que más aumenta.
Con todo, la afiliación a la Seguridad Social subió en 198.004 personas en mayo respecto al mes anterior (un 1,13% más). En términos interanuales, contamos con 440.529 cotizantes más. De tal manera que se han recuperado 1.511.093 ocupados de los más de 3,3 millones que se llegaron a perder durante la crisis; y que, recordemos, el PSOE de Zapatero había dejado como funesto legado. En manos de los españoles que acudirán próximamente a las urnas está, pues que evitemos volver a las andadas de las políticas intervencionistas y de gasto público desbocado; o que incluso las tengamos que sufrir corregidas y aumentadas.
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