Es un hecho constatable que el Parlamento de Cataluña acogió en julio de 2012 la visita de una delegación de cincuenta líderes islámicos, y muy a pesar de que el Ministerio del Interior hubiese
alertado en su momento a la Generalitat del inquietante avance salafista en Cataluña. Así, ejercieron como anfitriones Josep Rull, entonces miembro de la Mesa del Parlamento catalán y hoy coordinador general de Convergencia Democrática de Cataluña (CDC); Angel Colom, ex-mandamás de ERC pero entonces en calidad de dirigente de la fundación 'Nous Catalans', vinculada a Convergencia; y Nouredinne Ziani, por aquellas fechas presidente de la Unión de Centros Culturales Islámicos de Cataluña (UCCIC) y responsable del llamado Espacio Catalano-Marroquí, y quien, para más inri, fue expulsado de España en 2013 a instancias del CNI, que le acusó de amenazar a la seguridad nacional con su discurso salafista.
Si bien no era la primera ocasión que acudía una delegación de
líderes musulmanes a Cataluña procedentes de Marruecos, nunca antes fueron recibidos con todos los honores en el Parlamento autonómico.
Según reconocía 'Nous Catalans' en su misma web, el motivo de esta recepción de carácter institucional radicaba en la necesidad de que los imanes
obtuvieran información directa de la «historia y realidad de la nación
catalana»; y de ello se encargaría el mismo Josep Rull, que no se recató de exponer ante los imanes invitados principios sobre las pretensiones independentistas del Gobierno de Artur Mas. Y las recibieron momentos antes de distribuirse por diferentes
localidades de Cataluña para impartir conferencias sobre el Islam.
Y es que en los últimos años se ha detectado un especial empeño de la Generalitat catalana y del nacionalismo en general
para colmar de atenciones y ayudas procedentes de partidas de dinero público a los aproximadamente 400.000 musulmanes que residen en Cataluña,
la mayoría de origen magrebí; ni más ni menos que con el objetivo de captarlos para la causa del secesionismo y así contribuir a fortalecerlo socialmente. Pero los
Servicios de Inteligencia llevan tiempo alertando del peligro que conlleva tamaña estrategia: se está favoreciendo a un colectivo que está siendo dominado
por las corrientes más fundamentalistas del Islam, como es la salafista.
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