viernes, 27 de febrero de 2015

ZP E IGLESIAS: TAL PARA CUAL

¿Pero cómo no iba a organizar el Solemne Observador de Nubes que nos dejó España hecha unos zorros, incluso a espaldas del líder, siquiera formal, de su partido, un encuentro 'secreto' con el Nuevo, Providencial e Intocable Mesías de la Santa y Madre Izquierda? A buen seguro que sentirá auténtica fascinación por el personaje, dado que en realidad representa la mejor y más completa prolongación de sí mismo y su obra política, tan nefasta para España en general como revitalizante para el rupturismo que hace poco vegetaba minoritario extramuros del sistema. Porque ningún presidente del Gobierno había abogado por impugnar la transición democrática y el consenso nacional ejemplar que posibilitaron la Constitución que nos dimos todos ('el régimen del 78', como despectivamente le llaman quienes ahora pretenden hacer tabla rasa), ni por evocar enfrentamientos cainitas que se daban por orillados incluso sacando a pasear los cadáveres de la Guerra Civil y el franquismo (con sus inoportunas referencias a la muerte de su 'abuelo republicano'), ni por poner en solfa la mismísima esencia de la nación española ('concepto discutido y discutible') hasta el punto de dar aliento a posiciones fragmentadoras de la unidad de la soberanía ('aprobaré lo que salga del Parlamento de Cataluña')... hasta que llegó Zapatero. ¿Y quién ha recogido semejante siembra con indudable éxito mediático al calor de una crisis dura, larga y propicia para el triunfo de los discursos antisistema? ¡Equilicuá!

La visita a Cuba del Solemne, sin encomendarse a Dios pero sí al diablo puesto que fue convenientemente agasajado por uno de los tiranos Castro, no es solo un acto de deslealtad al Gobierno de su país, que para más inri, y para nuestra desgracia, llegó a presidir (cabe recordar que como líder de la oposición no tuvo reparo alguno en viajar a Marruecos sin comunicación alguna al Ejecutivo de entonces y, una vez allí, dejarse fotografiar junto a un mapa del país anfitrión que contenían Ceuta, Melilla y las Islas Canarias), sino una mera secuela de la política exterior que llevó a cabo como presidente del Gobierno (y de ahí que se llevara como acompañante al inefable Moratinos): aquiescente cuando no partidaria y amparadora del régimen castrista y sus emuladores, los del socialismo 'bolivariano' o 'del siglo XXI'. Tan 'progresista' como bananero.

También es cierto que los dictadores tienen sus preferencias. Y mientras el Solemne hacía una vez más de las suyas, ¿a qué se dedicaba el que se puede considerar su alumno más aventajado? Pues, bajo la burda excusa de celebrar en Madrid un Debate sobre el estado de la Nación tan 'alternativo' como extraño (puesto que en él solo participaba un orador: él mismo), 'hacer novillos' y ausentarse de una importante sesión plenaria del Parlamento Europeo donde se discutía acerca de la conveniencia de denunciar y condenar los últimos actos de brutal represión del régimen chavista; con lo cual logró su objetivo de no tener que pronunciarse al respecto, si bien la posición del grupo parlamentario al que pertenece Podemos, el de Izquierda Unitaria Europea, fue terminante: respaldo total y absoluto a la dictadura de Maduro y sus desmanes y crímenes. Nunca se debe morder la mano que te da de comer.

Está cada vez más claro, pues, que Zapatero ha encontrado a su digno sucesor. Y es que, sea como fuere, son tal para cual.

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