Se empieza cercando las sedes del PP (y animando mediáticamente a
ello), se continúa rodeando el Parlamento de la nación (y
justificándolo) y se termina asediando a representantes de la voluntad
popular (siempre del PP, eso sí) en la calle y hasta en las puertas
de sus propios domicilios particulares. Por inaceptables que sean comportamientos
tan bárbaros, incívicos y delictivos en un Estado democrático de
Derecho, no se trata de nada nuevo: estos totalitarios de la extrema
izquierda se limitan a imitar tanto los actos públicos de coacción y
amedrentamiento de los batasunos proetarras en el País Vasco como los de
repudio y escarnio que caracterizan a los esbirros y matones de la
dictadura de los Castro en Cuba.
Ni más ni menos, siguen los edificantes
ejemplos de aquellos con quienes simpatizan y a quienes admiran, precisamente porque consiguen en sus
predios su principal objetivo compartido: generar un clima de miedo. Ya lo decía Cayo
Lara: 'conquistemos en la calle lo que no podemos en el Parlamento';
porque si las urnas dan sistemáticamente la espalda, cabe despreciarlas, vituperarlas e incluso acosar a los cargos electos surgidos de las mismas. Las reglas de juego de la democracia solo son aceptables si les son favorables; si no, se rompe la baraja y se intenta acabar con ellas.
Menudos abogados defensores tienen los afectados por desahucios, cuya
causa no ha podido terminar adquiriendo imagen más lamentable: su identificación con la bronca callejera y actitudes camorristas. Por cierto, ha resultado ciertamente ambigua y tardía la respuesta que a la izquierda supuestamente moderada e 'institucional' le ha merecido
esta campaña violenta. Una vez más. Y es que sus dirigentes políticos no parecen albergar el más mínimo temor de que algún día puedan ser ellos los 'señalados'. Lo peor de todo es que muy posiblemente tengan razón.
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1 comentario:
Están en lo que siempre han sido, puro agit-prop...lo malo es que con la crisis aumentan los sans-culottes de toda orilla ideológica y se suman a la función, habituales "biempensantes" aparte, no me explico cómo se pueden extrañar tantos de que sean filoetarras, pero así es Estepaís...
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