martes, 17 de abril de 2012

LA PRESIDENTA PATOTERA

Ese grotesco remedo recauchutado de Evita Perón que responde al nombre de Cristina Fernández (antes de Kirchner) justificaba el latrocinio de YPF, filial de la compañía española Repsol, apelando a la alta magistratura que por desventura encarna: 'primero, porque represento a los argentinos; y segundo, porque soy una Jefa de Estado y no una patotera'. 'Patotero' o 'patotera' no es un adjetivo que sea de uso común por estos pagos, por lo que conviene explicar su significado: se trata de una expresión en cambio generalizada, además de en Argentina, en Bolivia, Venezuela, Perú, Paraguay y Uruguay, y designa al miembro de una 'patota', pandilla compuesta generalmente por jóvenes gamberros y violentos dados a provocar desmanes y desórdenes en la vía pública. Vamos, como aquí en España definiríamos a los piquetes eufemísticamente llamados informativos y sus integrantes, haciendo en muchos casos abstracción de su requerida condición juvenil. O, de una forma más usual, a un matón o a un pandillero.

Pues bien, a la señora Fernández (antes de Kirchner) cabe aplicarle sin duda la conocida sentencia 'excusatio non petita, accusatio manifesta'. Porque, además de Presidenta de la República Argentina (para desgracia de unos argentinos que le han votado abrumadoramente), ha demostrado ser una auténtica patotera, pues como tal se ha comportado al enviar a sus sicarios a las instalaciones de la filial petrolífera para tomarla por la fuerza. Robo consumado al más puro estilo gangsteril que no hace sino generar inseguridad jurídica, el escenario más indeseable que pueda darse en las relaciones económicas de ámbito internacional. Cabe esperar que, además de España como nación directamente afectada, aquellos países que supuestamente abogan por la libertad de comercio y el libre mercado y, en consecuencia, por los derechos de propiedad y el respeto y cumplimiento de los contratos, estén a la altura de las circunstancias. Y que consigan meter en cintura a la presidenta patotera.

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