lunes, 5 de diciembre de 2011

EL PARTO DE MONTI

Con suma expectación esperábamos el anuncio de las medidas 'anticrisis' por parte del nuevo Gobierno italiano de tecnócratas, finalmente presentadas bajo el rimbombante título de 'Salva Italia'. Pues bien, una vez más el parto de los montes (y de Monti en este caso) no ha sido capaz de producir más que un ridículo y diminuto ratón: más impuestos (sobre el patrimonio, la primera vivienda y los definidos como 'bienes de lujo'; incremento del IVA en dos puntos; tasas sobre productos financieros), que, como siempre, acabarán pagando las más esforzadas clases medias; y la prohibición de realizar pagos en efectivo superiores a los 1.000 euros, con el declarado objetivo de luchar contra la evasión fiscal. Sin embargo, ninguna iniciativa contempla el más mínimo adelgazamiento de las Administraciones, ni reajustes en el gasto público. ¿Y alguna reforma liberalizadora? Aparte de remover obstáculos para la apertura de nuevos negocios, o eliminar límites a los horarios comerciales, medidas que con toda seguridad acabará imponiendo la misma Unión Europea, nada de nada. Para semejante viaje, no eran menester tecnócratas.

No es momento precisamente ahora de imponer restricciones a la economía, cuando urge reactivarla. Las subidas de impuestos, por mucho que para justificarlas se vuelva a echar mano de la demagogia, junto a esa especie de 'corralito' a la italiana, no harán sino contribuir a la retracción de la economía. Aunque se trate de un debate ya muy manido, se ha demostrado en numerosas ocasiones que el Estado consigue más ingresos bajando los impuestos y liberalizando, y no creando más obstáculos a la generación de riqueza y a la circulación de dinero. Lo peor de todo es que las medidas anunciadas por el Gobierno tecnócrata de Italia son más de lo mismo: profundizan en las contraproducentes decisiones tomadas (más impuestos, más impedimentos a la economía), y en cambio poco o nada hay de contención del gasto público ni de liberalizaciones. Es ni más ni menos que emprender el sinuoso camino tomado por Grecia, con los nefastos resultados conocidos.

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