miércoles, 24 de febrero de 2010

UN GOBIERNO QUE NACIÓ A 'DECRETAZO' LIMPIO


Finalmente, esa surrealista pantomima en la que el PSOE y sus aparatos estatales se manifestaban contra sí mismos no llegó a contar con la presencia del presidente Zapatero. Ni tan siquiera se animaron a acudir sus fieles acompañantes en sus otrora lides 'pancarteras', sus amigos los cineastas 'zejateros'. Lástima, porque sin duda ello le restó 'glamour' a unas marchas en las que no faltaron las correspondientes palabras de condena a la verdadera culpable de la crisis económica, que, pese a los más de seis años del socialismo en el poder, no es otra que la infame derecha; tan malvada ella, que no ha tenido empacho alguno en dejarle al magnánimo Zapatero una herencia envenenada, a buen seguro que de forma aviesa e intencionada. La misma derecha que, además, acaba de empujar al presidente a proponer el retraso de la edad de jubilación. Y es que, gobierne o no, y por muchos 'cordones sanitarios' que se le impongan, esta derecha que lo abarca todo, desde el alma de los buenos progresistas hasta los Gobiernos socialistas con sólidas mayorías parlamentarias, es incansable.

Sí ha tenido ocasión el presidente para, además de reiterar su más sincero agradecimiento a sus sindicatos verticales por comportarse como tales, marcar una vez más distancias con anteriores Gobiernos (de la derecha, por supuesto) al resaltar que el suyo 'no es de decretazos'. Pero bien sabemos, especialmente murcianos, valencianos y almerienses, que este nuevo canto de alabanza a las virtudes de su propio Ejecutivo dista mucho de ser verdad. Así, cabe recordar que, nada más pisar el Palacio de La Moncloa, y entre tan frecuentes como hipócritas apelaciones al 'talante', Zapatero impuso por Real Decreto la inmediata derogación de un trasvase como el del Ebro, que había obtenido la aprobación del Parlamento en la legislatura precedente y la adhesión nada menos que del 80 por ciento del Consejo Nacional del Agua, incluidas autonomías socialistas como las de Andalucía y Castilla-La Mancha. Y es que había que dar rápido cumplimiento a un compromiso adquirido con los separatistas de la Esquerra Republicana de Catalunya liderada por Carod Rovira, que no hubiesen votado a favor de la investidura de Zapatero si éste no les hubiera prometido antes acabar de un plumazo con el Plan Hidrológico Nacional entonces en vigor.

Por tanto, no sólo es mentira que el Gobierno de Zapatero sea incompatible con la práctica de los 'decretazos', proceder que por abominable que sea, y muy a pesar de su aversión como buen 'rojo' hacia los poderosos y los pudientes, repetiría para transferir grandes cantidades de dinero público, es decir, de los impuestos de todos, a la banca. En realidad, nació a 'decretazo' limpio.

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