lunes, 30 de noviembre de 2009

ES EL 'ESTATUT' DE ZAPATERO


El centralismo opresor de 'Madrit' pretende atacar de nuevo 'la dignidad' de Cataluña, que debe defenderse con uñas y dientes, 'hasta las últimas consecuencias'. Este es 'grosso modo' el desafiante mensaje que estos días difunden el tripartito que gobierna la Generalitat, con su presidente Montilla a la cabeza, y el nacionalismo y el secesionismo en general. Incluida la prensa adicta al régimen nacionalista catalán, a la que se ha llegado a comparar con aquella de lo que se llamó Movimiento Nacional. Algo manifiestamente injusto y exagerado, ya que los periódicos oficiales del franquismo ni tan siquiera publicarían editoriales conjuntos para manifestar su adhesión inquebrantable a los designios de la dictadura. Entre otras razones, porque no les resultaba necesario. En cambio, los medios adscritos al pensamiento único nacionalista sí se ven en la obligación de 'retratarse' convenientemente para seguir disfrutando de las cuantiosas subvenciones que reciben del poder establecido.

En este caso, el consabido discurso victimista del que se nutre todo nacionalismo que se precie parece identificar exclusivamente al castrador centralismo de 'Madrit' con quienes se atrevieron a presentar sendos recursos contra el 'Estatut': El Defensor del Pueblo (que sepamos, vasco), los Gobiernos de Aragón, Comunidad Valenciana y Murcia (cuyos presidentes tienen bien poco de madrileños) y, sobre todo, el inevitable malo de la película, que no puede ser otro que el PP; como tal, objeto de todo tipo de amenazas (incluso de muerte), que comparte con el Tribunal Constitucional ante la mera posibilidad de que éste no se allane a las pretensiones del nacionalismo catalán.

Sin embargo, de 'Madrit', y más concretamente del 'Gobierno de Madrit', nació en realidad este 'Estatut' del que parecen depender todos los sueños y anhelos del pueblo catalán. A este respecto, resulta especialmente significativo el hecho de que en el Ejecutivo de Zapatero tuvieran conocimiento del oprobioso editorial conjunto antes de que se publicara, algo paradójico cuando se ha presentado como un aldabonazo al mismo 'poder central'. Y es que conviene dejar claro que el 'Estatut' que de hecho ha convertido en papel mojado a nuestra Constitución no es sólo el 'Estatut' del renegado Montilla y del nacionalismo y el independentismo catalán: Es fundamentalmente el 'Estatut' de Zapatero.

Porque fue Zapatero el que insufló oxígeno y reanimó a un 'Estatut' que se encontraba herido de muerte. Fue Zapatero quien, tras traicionar al entonces 'president' Maragall, y tal y como él mismo presume, pergeñaría y pactaría con el pujolista Artur Mas la 'nació' catalana, la bilateralidad de las relaciones entre España y Cataluña, el fin de la unidad jurisdiccional, el destierro de la lengua española de la vida pública y demás atropellos a la libertad y la igualdad de todos los españoles ante la ley que nuestra Constitución debería consagrar. Así pues, donde se perpretó tan furibundo ataque a la soberanía de la nación española fue en el Palacio de La Moncloa, en el mismo corazón de 'Madrit'.

Cabe recordar que por aquel entonces Zapatero, ocupado en sus componendas con la ETA, pretendía hacer del 'Estatut' un señuelo que llevara a buen puerto su posteriormente fracasado 'proceso de paz'. Ahora, y aplicando una vez más la máxima de 'divide y vencerás', parece hallarse convencido de que la polémica y la 'tensión' creadas acabarán favoreciendo sus perspectivas electorales en Cataluña, que es junto a Andalucía la región en la que basa sus victorias. Pero con tan irresponsable e insensata actitud corre el riesgo de propiciar que algún día no pueda contar con el voto de los electores catalanes. Sencillamente, porque dejen de formar parte de España.

martes, 24 de noviembre de 2009

LOS ANTIPATRIOTAS QUE VIENEN


En algo sí son los socialistas unos consumados maestros: En el uso de los resortes de la propaganda. Así, la festivalera puesta de largo de la llamada Economía Sostenible con la que nos obsequió el PSOE no sólo es un mero y extravagante alarde de autobombo: Se trata además de un gesto de cara a la galería absolutamente calculado para hacerlo coincidir con los indicios de recuperación económica que surgen estos días en los Estados Unidos y en países de tanto peso en la economía europea como Francia y Alemania. Lo que puede llevar a pensar que, en cuestión de no mucho tiempo, España presentará algún síntoma que invite al optimismo. Aunque sea por simple contagio, benigno en este caso.

En ese sentido, Zapatero está convencido de que, a fuerza de repetir, inasequible al desaliento y pese a que la realidad le sea cada vez más esquiva, que 'la recuperación se ha iniciado', 'la crisis se ha terminado', y otras frases del mismo tenor, alguna vez y por puro azar acabará acertando. Es decir, justo cuando aparezca algún dato económico que se desvíe mínimamente de la catástrofe continua e implacable que estamos padeciendo.

Entonces, ufano, pregonará a los cuatro vientos: 'Vuestro preclaro presidente ya os lo anunció; y todo gracias al maravilloso Plan 'E' (¿eeh, eeeeh?) y a la magnífica Ley de Economía Sostenible, que ha sido capaz de acabar de golpe con la indeseable y avariciosa economía del ladrillo y pintarla de verde, que te quiero verde. Así pues, es obligación vuestra como españoles (o lo que quiera que seáis) el votarme (con 'v', no con 'b') para que sigáis disfrutando de mi extraordinariamente fructífera presencia en La Moncloa cuatro años más. ¡Y ay de aquellos antipatriotas que osen discutir que la economía, gracias a mi clarividencia, se ha recuperado plenamente!'

Lo que está por ver es si llegará a tiempo, es decir, a las elecciones generales de 2012, para presumir y apropiarse de cualquier atisbo de recuperación, no ya creíble, sino que pueda notar el ciudadano de a pie. Porque, debido a nuestro anticuado y extremadamente rígido sistema laboral, mucho tendrá que aumentar la economía española para que el número de parados empiece a disminuir; algo que, dada la política intervencionista y de subida de impuestos del Gobierno socialista, se antoja francamente difícil. Pero ya podemos prepararnos para escuchar hasta la saciedad el siguiente y peregrino argumento de boca del Gobierno y de sus sindicatos verticales: No es importante que se cree empleo, sino que la economía crezca. Lo que viniendo de quienes tanto presumen de velar por el interés del trabajador, no va a estar nada mal. O si no, al tiempo.

viernes, 20 de noviembre de 2009

MIÉNTEME



El mismo día que los piratas lograron huir con su valioso botín, Zapatero enfatizaba que 'el Gobierno ha hecho todo lo que tenía que hacer', dando a entender que el Ejecutivo que preside había abonado el rescate. Al día siguiente, el ministro de Justicia Caamaño matizaría que no había sido 'España como país', lo cual, dado el concepto, discutido y discutible, que de nuestra nación tienen por esos pagos gubernamentales, no hizo sino aumentar nuestra confusión. Tres jornadas después de la infamia, y a la vez que íbamos teniendo noticia de la inusitada y extraordinaria reactivación de la economía en la ciudad natal de los 'nuevos ricos' piratas, la vicepresidenta De la Vega, orgullosa 'coordinadora' de la operación, puntualiza oportunamente que 'España no ha pagado ningún rescate'.

Pues bien, si no ha sido 'España', es decir, el Gobierno de España, ¿qué alma caritativa ha puesto encima de la mesa y de su bolsillo nada menos que cuatro millones de dólares? Esperemos que la señora vicepresidenta se digne a aclarárnoslo más pronto que tarde. Si no es así, tendremos todo el derecho a pensar que se trata de una mentira más, de tantísimas que el Ejecutivo ha proferido a la opinión pública.

Desde luego, el doctor Cal Lightman no daría abasto si se dedicara a observar el lenguaje no verbal de los miembros de este Gobierno de nuestros pecados. Pero, eso sí, se haría de oro. Aunque quizá no tanto como los ahora afortunadísimos y opulentos habitantes de Haradhere, en Somalia.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

UNA IGNOMINIOSA RENDICIÓN DEL ESTADO DE DERECHO


Para este viaje no es menester alforjas. Si la resolución de la crisis del 'Alakrana' pasaba, al igual que en el caso del 'Playa de Bakio', por allanarse finalmente a las pretensiones económicas de los captores, bien que nos podrían haber ahorrado nada menos que cuarenta y siete días de zozobra y sufrimiento de los tripulantes y sus familias. Y también, dicho sea de paso, de espantoso ridículo, no sólo de un Gobierno caracterizado por una gestión tan nefasta que ni sus continuas mentiras han podido ocultar, sino también de 'su' Fiscalía y de determinados y conocidos 'jueces estrella', empeñados en empeorar una situación ya de por sí delicada. Hasta el punto de que la detención de dos de los piratas que apresaron el barco, en lugar de constituir un gesto de firmeza que amedrentara a los demás secuestradores, acabó convirtiéndose en una patata caliente que iban pasándose unos a otros y sin saber qué hacer con ella.

Al principio hasta daba la impresión de que el Ejecutivo no estaba dispuesto a repetir la bochornosa bajada de pantalones con la que despachó el asunto del 'Playa de Bakio'. Pero, amén de que su supina incompetencia no da más de sí, el suicida 'buenismo' pacifista que profesa su presidente, que tan en evidencia quedó la legislatura pasada a propósito de una 'negociación' con la ETA que sólo detuvo, al menos aparentemente, cuando advirtió que empezaba a perjudicar notoriamente sus perspectivas electorales, sólo podía culminar en una nueva y vergonzosa claudicación ante las demandas de los piratas somalíes.

Ya sabemos cuál ha sido el efecto del repentino interés del presidente Zapatero por el secuestro del pesquero y la consiguiente labor de 'coordinación' de la vicepresidenta De la Vega: Acelerar el pago del rescate y pactar con los piratas su huida. Es decir, buscar la sálida más rápida y sencilla, 'como sea'. Para ello, Zapatero está convencido de contar con la general comprensión de una sociedad como la actual, en la que impera el relativismo moral; especialmente de la vasca, por desgracia víctima, al menos buena parte de ella, de ese síndrome de Estocolmo al que hace décadas le somete la banda etarra, y por tanto acostumbrada a toda clase de concesiones ante el crimen.

De ahí que el Gobierno, y Zapatero el primero, no muestre pudor alguno en vanagloriarse de haber cedido al chantaje de unos delincuentes y en presentar como heroicidad haberles pagado con un dinero, el de todos los españoles, del que por desgracia puede disponer sin límite. Pero la cruda realidad es que esta reincidente e ignominiosa rendición del Estado de Derecho, además de poner una vez más el prestigio de España a los pies de los caballos, cotiza al alza el secuestro de ciudadanos españoles. Lo que nos introduce en una espiral de imprevisibles consecuencias.

viernes, 13 de noviembre de 2009

TODA UNA LECCIÓN DE PONDERACIÓN E IMPARCIALIDAD


'Lo que ocurre es que hoy en día no nos vamos a dejar y, además, no se lleva esto del fusilamiento masivo, no se puede, pero vamos, que si pudiera, el Partido Popular, a los socialistas y a los que piensan como los socialistas, a la gente de izquierdas, a la gente progresista, a la gente humilde y a la gente normal, si pudieran, nos fusilaban a todos, lo que pasa es que esos tiempos ya pasaron'.

Estas atropelladas y escalofriantes palabras fueron pronunciadas por doña Carmen Hermosín, entonces secretaria general del PSOE de Sevilla. Y no en el fragor de un debate acalorado y a cara de perro, sino en un mítin, ante una audiencia entregada y presta al aplauso incondicional.

No consta empero que la señora Hermosín se haya dignado a pedir perdón por proferir semejante exabrupto. Teniendo en cuenta que poco tiempo antes su partido, acorralado por la crisis económica, el paro y la corrupción, protagonizaría una agresiva y sucia campaña basada en identificar al PP con el franquismo y la Guerra Civil, quizá hasta estaba convencida de que no había nada que enmendar.

Pese a tamaña salida de pata de banco, el insigne adalid de la moderación política y campeón de la independencia y la ética informativas, cuya célebre exclusiva de la presencia de terroristas suicidas en los trenes del 11-M ha marcado todo un hito del periodismo mundial, no exigió en aquella ocasión nada menos que el encierro de doña Carmen Hermosín 'en la comisaría o en el manicomio'. Tampoco le merecería el más mínimo reproche que en su momento un colega de la cadena de Prisa, quizá especialmente enojado con quienes no le dejaron seguir ejerciendo de propagandista del felipismo en los informativos de TVE, calificara a los votantes del PP como 'los herederos de los asesinos de García Lorca'.

La verdad es que ciertos rasgados de vestiduras de quien aún se atreve a dar lecciones de ponderación e imparcialidad empiezan a producir auténtica vergüenza ajena.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

SOBRE LA DESLEALTAD Y OTRAS MEZQUINDADES


El Gobierno de Zapatero no se priva estos días de pedir el apoyo y la comprensión de toda la sociedad española en su gestión del secuestro del pesquero 'Alakrana', por muy deficiente que nos pueda parecer. De esta forma, ante las críticas, no muy aceradas por cierto, del PP, una indignadísima Fernández De la Vega llegaría a acusar al principal partido de la oposición de actuar con 'deslealtad institucional'. Y es que, puntualizaba la vicepresidenta, resulta 'lamentable' e 'intolerable' que se pretenda desgastar al Gobierno sacando provecho político del dolor de unas familias.

13 de noviembre de 2002. Naufragio por accidente del petrolero 'Prestige' frente a la Costa de la Muerte, en Galicia. La entonces oposición del PSOE, lejos de prestar 'apoyo y comprensión' al Gobierno, responsabilizaría a éste de la catástrofe medioambiental provocada y participaría en las tan frecuentes como agresivas manifestaciones convocadas por 'Nunca máis', plataforma de la izquierda nacionalista gallega que, por cierto, debe encontrarse ahora desaparecida en combate. Por su parte, el diputado regional socialista Antonio Carmona abogaría por 'hundir otro Prestige' para ganarle al PP.

16 de mayo de 2003. Cadena de atentados islamistas en Casablanca (Marruecos), entre ellos un ataque a la Casa de España, que se saldó con la muerte de tres ciudadanos españoles. Apenas dos días después, el entonces líder de la oposición, José Luis Rodríguez Zapatero, haría en un mítin en Valladolid un uso político de los crímenes terroristas y sus víctimas al relacionarlos con el apoyo del Gobierno de Aznar a Bush. Una actitud, amén de mezquina, flagrantemente desleal.

30 de noviembre de 2003. Siete agentes españoles del CNI son asesinados en una emboscada en Irak. Ese mismo día, Zapatero volvería a las andadas y aprovecharía el dolor ajeno para buscar el desgaste del Gobierno. Ni corto ni perezoso, y con los cadáveres aún calientes, lanzaba la siguiente frase: 'Ojalá puedan venir nuestras tropas cuanto antes'.

13 de marzo de 2004. En plena jornada de reflexión previa a unas elecciones generales, las sedes del PP se ven cercadas por vehementes concentraciones, alentadas por la izquierda, cargos del PSOE incluidos, y sus poderosas terminales mediáticas. En ellas, y por primera vez en nuestra democracia, se culpabiliza directamente a un Gobierno de unos atentados terroristas que produjeron además una gran conmoción en la sociedad española. La 'guinda' la pondría el portavoz socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien, en un acto de 'intolerable' 'deslealtad institucional', violaría la legislación vigente y haría propaganda política al declarar en público que 'los ciudadanos españoles se merecen un Gobierno que no les mienta'.

Este PSOE que ahora exige responsabilidad y contención a la oposición a propósito del asunto 'Alakrana', es el mismo que no tenía empacho alguno en intentar sacar rédito político de las peores desgracias. Especialmente, de los muertos de Irak y del 11-M, cuyos cadáveres arrojaba a la cara del Ejecutivo de Aznar. Aquella actitud carroñera era entonces hacer labor de oposición; poner mínimamente en cuestión la forma con la que el Gobierno socialista afronta el secuestro del 'Alakrana' es, en cambio, miserable y felón. Desde luego, resulta ocioso descubrir a estas alturas la caradura con la que algunos se conducen en la vida pública.

Ojalá, y pese a que es difícil hacerlo peor, se consiga que los tripulantes del pesquero regresen sanos y salvos a España, que es ahora mismo lo más importante. Pero este Gobierno carece de autoridad moral alguna para precisamente demandar lealtad a nadie.

jueves, 5 de noviembre de 2009

ESPAÑA SE MERECE UN GOBIERNO QUE NO MIENTA

Tres secuencias valen más que mil palabras...





miércoles, 4 de noviembre de 2009

RUBALCABA TE VIGILA


La inclinación de los Gobiernos del PSOE por atropellar derechos y libertades fundamentales es significativamente proverbial en nuestra democracia. Debe ser porque los socialistas, genuinamente estatalistas, intervencionistas y recelosos de la libertad individual, no consideran en realidad que tales derechos sean inalienables de la persona, sino más bien graciosas concesiones del Estado. Y que, por tanto, han de encontrarse al albur de la conveniencia de los Gobiernos, a los que así se les faculta para que den rienda suelta a sus naturales tendencias liberticidas.

El felipismo escribiría una de las páginas más negras de la democracia española (una de tantísimas que ha protagonizado el PSOE a lo largo de nuestra historia) con la aprobación de la llamada 'Ley Corcuera'. También conocida como 'Ley de la patada en la puerta', uno de sus apartados, felizmente derogado por el Tribunal Constitucional, permitía la entrada en los domicilios sin autorización judicial. Pese a que tal precepto constituía un flagrante ataque a la privacidad del individuo, entonces nos intentaban convencer de su benignidad apropiándose de un argumento utilizado hasta la saciedad por la dictadura franquista: Los buenos ciudadanos, es decir, la mayoría de los españoles, no teníamos nada que temer si la policía irrumpía en nuestras casas de forma inesperada e intempestiva. Remedando al mismísimo Camilo Alonso Vega, si los aparatos del Estado violan nuestra intimidad es para protegernos de los delincuentes. Y merecía la pena sacrificar nuestras libertades en aras de una mayor seguridad para nosotros y nuestras familias.

Pues bien, esa es exactamente la justificación empleada por el Ministro Rubalcaba para defender el uso por parte del Gobierno del sistema SITEL, 'software' que, sin la necesaria cobertura legal, permite la intercepción sin límite de todas las telecomunicaciones que tengan lugar en España: Que nos protege y resguarda de los malhechores. Ahora bien, señor Ministro, ¿qué impide que la policía o los servicios secretos, o usted mismo, maestro en esas lides, hagan un uso arbitrario y abusivo del sistema? ¿Que, por ejemplo, se utilicen datos personales e íntimos para chantajear y coaccionar a personas que no han cometido delito alguno? En suma, señor Rubalcaba: ¿Quién nos protege del Gobierno?

SITEL, adquirido, en efecto, por el Ejecutivo de Aznar como instrumento de la lucha contra el terrorismo, fue inmediatamente desechado ante los informes de los Ministerios de Justicia e Interior y del Consejo General del Poder Judicial, que alertaban de la ausencia de garantías jurídicas que implica su uso. Sin embargo, los mismos que hipócritamente se escandalizaban cuando, poco después del 11-S, el Congreso de los Estados Unidos diera luz verde a la 'Patriot Act' de Bush, rescataron el proyecto nada más alcanzaron el poder. Que un Gobierno, sea del color que sea, tenga potestad para entrar en nuestra intimidad, espiarnos y vigilarnos sin el límite de una Ley Orgánica que nos ampare, es un riesgo para nuestras libertades inaceptable en un Estado de Derecho. Pero especialmente con el perverso Rubalcaba al frente del Ministerio del Interior.

lunes, 2 de noviembre de 2009

TRIBUTO A UN COLOSO DE LA LIBERTAD


Hace veinte años asistimos a uno de los fenómenos más grandiosos de la historia de la humanidad: La caída del Muro de Berlín. Después de más de setenta años extendiendo el totalitarismo, el crimen y la miseria en tantos rincones del mundo, el siniestro imperio comunista soviético había sido definitivamente derrotado. Una larguísima y larvada Guerra Fría tocaba felizmente a su fin, y de la mejor manera posible: Con la apabullante e incontestable victoria de la democracia liberal y de la economía de mercado. En suma, tras décadas de incontables sufrimientos y sacrificios humanos, la causa de la libertad se apuntaba un memorable triunfo.

Si cabe personalizar en alguien este extraordinario éxito, es sin duda en Ronald Reagan. Sin restarle méritos a la magnífica labor desempeñada tanto por Margaret Thatcher, con quien formó un inquebrantable tándem político en la defensa de los principios democráticos y liberales, como por Juan Pablo II, quien supo poner en evidencia el carácter inhumano del comunismo y su radical incompatibilidad con los valores cristianos, hubiera sido más difícil vencer al totalitarismo soviético sin aquella combinación de consistencia militar y habilidad diplomática de la que hizo gala Reagan.

Y es que, al contrario que algunos de sus antecesores, Ronald Reagan creía sólidamente en la superioridad moral y material del mundo libre sobre lo que acertadamente calificaba como 'imperio del mal'. Maligna tiranía, como tal, desprovista de legitimidad y con la que, por tanto, no había que resignarse a 'convivir', sino, simple y llanamente, derrotarla: 'Mi teoría de la Guerra Fría es que nosotros ganamos y ellos pierden', fue su predicción ya en 1977. Con esta claridad de ideas, expresadas sin eufemismos, se ganó la incomprensión de los adalides de la 'distensión', entonces como ahora legión, y el odio de la izquierda política e 'intelectual', siempre dispuesta a disculpar, en aras de un tan inexistente como sangriento 'progreso', los desmanes del totalitarismo comunista. Pero fue esta política de firmeza, basada en unas arraigadas convicciones liberales que no se privaba en divulgar siempre que podía, la que propició aquella gran victoria de la libertad.

Por tanto, es de justicia rendir tributo a quien debe pasar a la historia como un coloso de la libertad. A propósito de su más extraordinario legado, rememoramos su histórico discurso frente a la Puerta de Brandenburgo, en el que, ante una audiencia entregada y enfervorizada, lanzaba al líder soviético el siguiente desafío: 'General Secretary Gorbachov, if you seek peace, if you seek prosperity for the Soviet Union and eastern Europe, if you seek liberalization, come here to this gate. Mr. Gorbachov, open this gate. Mr. Gorbachov, tear down this wall!' Dos años después, millares de berlineses, tanto de Occidente como de Oriente, salieron a la calle y derribaron el muro que les dividía y afrentaba. Fue el principio del implacable derrumbe del totalitario imperio soviético.