martes, 6 de octubre de 2009

EL HEDOR DE LA TOGA


En el Gobierno y el PSOE se rasgaron las vestiduras cuando María Dolores de Cospedal denunció que se estaba utilizando a la Fiscalía para perseguir, no a la organización terrorista ETA, sino a la oposición. Por desgracia, los acontecimientos han acabado demostrando que las acusaciones de la secretaria general del PP se quedaron bastante cortas. La Fiscalía no sólo no emplea todo su celo en poner a los etarras a disposición de la Justicia, sino que además protege y ampara a cómplices de la banda asesina.

Solicitar que se dé carpetazo a la investigación del chivatazo policial a Joseba Elosúa, uno de los jefes de la red de extorsión etarra, es ni más ni menos que pretender impedir que se averigüe qué altos mandos policiales y del Ministerio del Interior cometieron un delito de colaboración con el terrorismo. Pues bien, este intento ha partido, siguiendo por supuesto las directrices de Conde Pumpido, Fiscal General del (para qué andarnos con remilgos) Gobierno, del fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza; el mismo que, durante el juicio del 11-M, y con el fin de apuntalar la versión oficial y gubernamental de los atentados, mantuviera que para descubrir a sus autores 'da igual' el explosivo que utilizaran. ¿También da igual, señor fiscal, que queden impunes aquellos traidores a la memoria de tantos policías que dieron su vida en su lucha contra el terrorismo etarra?

Ya nos lo advirtió el señor Conde Pumpido a propósito del malhadado 'proceso de paz' zapaterino: 'El vuelo de las togas no eludirá el contacto con el polvo del camino'. En efecto, puesto que ahora se trata de enterrar a toda costa los perversos efectos de aquella vergonzante y delictuosa claudicación del Gobierno de Zapatero ante la ETA, el manto del Fiscal General continúa manchándose y acumulando toda la porquería que va encontrándose a su paso. Hasta el punto de que el hedor que despide empieza a ser realmente insoportable.

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