lunes, 19 de enero de 2009

SÍ A LAS TUBERÍAS


Por una vez, estoy dispuesto a hacer un esfuerzo y adherirme a uno de los últimos eufemismos de la progresía zapaterina. Todo en aras del consenso y la decisión mancomunada. Definitivamente, me manifiesto a favor de las tuberías. Sí a la tubería que se tiene previsto instalar entre el Tajo y el Guadiana. Y sí a la proyectada entre el Ebro y el Llobregat para cuando sea menester. Pero, para ser consecuentes y congruentes, se ha de mantener y reforzar el ahora discutido trasvase (con perdón) Tajo-Segura, y si con llamarle tubería al acueducto logramos alcanzar un acuerdo, no hay más que hablar. E incluso propongo rescatar al del Ebro definiéndolo como 'gran tubería', sólo para intentar ser rigurosos. ¿Todos contentos?
Si hay que borrar del diccionario la palabra 'trasvase' y sustituirla por la de 'tubería', se hace y punto. No importa que sea para salvarle la cara a algunos, concretamente a quienes ayer mismo abjuraban de transferir agua a las regiones más necesitadas del preciado bien tan sólo por pura conveniencia política.

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